domingo, 7 de abril de 2013

No es casualidad lo que está pasando, es causalidad

Con esta frase cerró el protagonista Louis el maravillosos ensayo de hoy. Y yo he tenido que volver a recurrir a la RAE para ser consciente del significado de la palabra. Causalidad: causa, origen, ley en virtud de la cual se producen efectos. Y en este proyecto la ley en virtud se podría denominar magia.

Magia de las de verdad. Ahora mismo me encuentro escribiendo esto con la piel de gallina. No sé muy bien por qué, pero todas las piezas están encajando de una forma abrumadora. ¿Es casualidad o causalidad que la última frase del guión dicha por el personaje de Louis haya sido dicha por el Louis actor en uno de los momentos más importantes de su vida? ¿Cómo pude siquiera intuir esta coincidencia? ¿Es casualidad que yo dibujase una casa y apareciese la maravillosa ayuda de Jorge, ofreciéndonos ese salón tal y como me lo había imaginado? ¿Es casualidad que cada persona que participa en este proyecto se esté uniendo a él de la forma más natural, ofreciéndose en muchos casos antes siquiera de ser consultados para participar en él?  

No puedo saber lo que está pasando, pero es simplemente maravilloso. Tan maravilloso como escribir un guión y descubrir todo lo que conlleva cada frase. Mi inconsciente una vez más se ha adelantado a mi consciente, ejerciendo en muchos casos de oráculo del futuro. De repente todo encaja. Y se me vuelve  a poner la piel de gallina cuando descubro que el texto estaba escrito para que el personaje de la protagonista Lida se volviese a agachar, esta vez para limpiar la mierda de su familia y no aquella mierda ajena por la que le pagan. ¿Cómo podía imaginarme que ese texto tenía un subtexto que mi inconsciente dejó plasmado para que mi consciente lo fuese descubriendo poco a poco durante el proceso? Os puedo asegurar que soy una de las personas más escépticas que podáis conocer en vuestra vida. Pero también os puedo decir que lo está sucediendo sobrepasa todo mi escepticismo.

El otro día fuimos a visitar al actor más pequeño del reparto, Raúl, de tan solo 5 añitos. Contamos a toda la familia en qué consistía la historia, ya que todavía no se habían leído el guión. La abuela del niño acabó llorando. Nos contó que había vivido la misma historia del corto y que sabía lo que se sentía. Creó que en ese momento yo también supe lo que se sentía. Esa joven abuela consiguió que yo también me emocionase, pero mantuve el tipo y continué la reunión retomando el rol de director. 

Hoy también he recordado una anécdota en la que una amiga me llegó a preguntar por qué quería hacer este corto. No entendía por qué un actor quería ejercer de repente de director. Yo le contesté "lo quiero hacer simplemente porque me apetece hacerlo". Mentí. No me apetecía hacerlo. Era necesario. Era necesario montarme en este tren para emprender este maravilloso viaje. Me siento como un niño de cinco años viajando por primera en su vida y disfrutando embobado de los paisajes más bellos que jamás se haya imaginado. Y digo bien, sentado y disfrutando, porque es la sensación que tengo. Parece todo en este proyecto viene simplemente porque tiene que venir. Como si las piezas de un puzzle hubiesen estado esperando por años a que alguien las encontrase y empezase a unirlas unas con otras. Creo que soy el afortunado niño que encontró la caja de ese puzzle. Y hoy creo que más que nunca que uno tiene que seguir sus impulsos. Mi impulso me llevó a escribir esta historia y este mismo impulso se ha vuelto contra mí multiplicado por mil. Cada uno de los que formáis este  proyecto representáis una pieza de puzzle única e inimitable y sumáis ese mil.

Y todo esto está sucediendo porque, como dijo el gran Louis, "No es casualidad lo que está pasando, es causalidad". Grandiosa causalidad la que estoy viviendo. Grandiosa gracias a todas las piezas de este increíble puzzle.

Esta entrada de blog es para vosotros, EQUIPO. Gracias. Gracias por conseguir que me olvide por un momento de mi escepticismo y que piense que a veces suceden cosas que superan el entendimiento humano. ¡Gracias por convertirme por un momento en la persona más crédula del mundo!